Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola

Blog

26 nov 2017

Alopecia areata

Francisco
Dermatología

La alopecia areata es un tipo de alopecia de tipo inflamatorio reversible. Se produce por un ataque de nuestras propias defensas sobre el folículo piloso produciendo una inflamación del mismo, que le imposibilita el crecimiento del pelo. Se trata de un trastorno autoinmune y en ocasiones puede estar asociada a otras enfermedades como patología tiroidea, celiaquía, diabetes…

La causa es aún desconocida; de ahí que sea tan complicado el tratamiento; un brote puede estar desencadenado por una infección, un traumatismo, la toma de medicamentos, el estrés…

Clínicamente se caracteriza por la aparición de pérdida de pelo en forma de monedas que pueden ser únicas o múltiples y que pueden unirse hasta producir una alopecia total del cuero cabelludo. Puede afectar igualmente a las cejas, las pestañas, la barba y hasta el pelo corporal.

Podemos tratar la alopecia areata mediante dos tipos de mecanismos:

  1. Fármacos que disminuyan la inflamación del folículo piloso o incluso la hagan desaparecer. De tal forma que el folículo se libere de la inflamación y vuelva a crecer el pelo. De esta manera actuarían:
    1. Por vía tópica tenemos los corticoides y el monoxidil.
    2. Por vía oral tenemos los fármacos inmunosupresores (corticoides, metotrexato, cicloporina…).
  2. Fármacos que lleven la inflamación del folículo piloso a otra localización por ejemplo a la piel (en la que se produce un eccema) dejando libre el folículo piloso. De esta forma actuaría la difenciprona. Si se tolera el fármaco y conseguimos el efecto deseado sería el tratamiento ideal, ya que no es necesario suspenderlo. Sin embargo, cuando se llega a este punto puede existir problemas de irritación. Es un fármaco que se aplica por vía tópica.

Antes de empezar el tratamiento hay que realizar la sensibilización y después determinar la concentración.

La difenciprona se aplica una vez a la semana se realiza en pinceladas por la zona a tratar. No se puede lavar la cabeza hasta 48 horas después y la persona que realiza la aplicación debe protegerse con guantes para evitar una posible sensibilización.

La duración del tratamiento es variable puede durar hasta nueve meses y el crecimiento del cabello puede verse en doce semanas.

La aparición de rojez y picor los primeros días es deseable ya que indica una buena respuesta.

Es muy importante que el dermatólogo supervise el tratamiento. De esta manera se minimizan los efectos adversos.