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Vitamina C en cosméticos
La vitamina C está muy de moda en los protocolos del cuidado de la piel. Pero muchas veces no está claro si debemos tomar esta vitamina de forma oral o aplicarla en cremas; si hay que aplicarla por la mañana o por la noche y a qué concentración. Por todo ello, quiero dar una serie de información sobre el verdadero papel de la vitamina C en el cuidado de nuestra piel.
- Los alimentos que más vitamina C tienen son la fresa (95mg/taza), la papaya (85mg/taza), el kiwi (70mc/pieza), la naranja (70mg/pieza) y el mango(45mg/taza). En cuanto a las verduras, el pimiento crudo y el brócoli son ricos en vitamina C.
- La vitamina C que tomamos por boca no va a la piel, por lo que la debemos de aplicarla en forma de cosmético, si queremos obtener los beneficios que produce en la piel. El nivel de vitamina C que se deposita en la piel es 27 veces mayor si se aplica en forma de crema que si se toma por boca.
- La vitamina C en los cosméticos tiene cuatro efectos sobre la piel:
1º Es un potente antioxidante. Al aplicarlo sobre la piel se logra eliminar los radicales libres que la exposición solar produce sobre nuestra piel.
2º Nuestra piel necesita vitamina C para producir colágeno. El colágeno es una molécula fundamental para que la piel no se arrugue.
3º Tiene un efecto antiinflamatorio. Hay estudios donde se demuestra que la vitamina C en crema disminuye la inflamación secundaria a una quemadura.
4º Tiene un potente despigmentante por lo que deja la piel más clara y luminosa.
- La vitamina C es eficaz a partir de un 8% de concentración. Lo ideal es que el cosmético tenga entre un 15-20% de vitamina C. A más concentración no se obtiene mayor eficacia.
- No hay estudios que demuestren que sea mejor aplicar la crema por la mañana o por la noche, pero por la mañana tiene un efecto reparador sobre la radiación solar. Después de la aplicación de la vitamina C hay que poner una crema de protección solar.
- Sin duda la vitamina C es clave para mantener una piel sana y debemos de incluirla en el cuidado diario de nuestra piel a partir de los 35 años