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Eccema de manos por el lavado excesivo
El lavado frecuente de las manos con agua y jabón es la mejor medida preventiva frente al contagio del COVID-19; este gesto higiénico ha de durar unos 20 segundos, extenderse por toda la superficie de la mano y hacer hincapié en las uñas y los espacios interdigitales. Hay que repetirlo siempre que se vuelva de la calle, antes de manipular o de cocinar alimentos, antes de comer, después de tocar el dinero, las llaves de la luz, los pomos de las puertas, el teclado, los teléfonos móviles o cualquier superficie que pudiera albergar el patógeno causante de esta pandemia.
El caso es que el lavado frecuente de manos puede provocar eccemas irritativos de mayor o menor intensidad: rojeces, picores o incluso grietas en la piel, en el caso de que se realiza con demasiada frecuencia. Dado que estos días es imprescindible hacerlo más de lo habitual, sería conveniente seguir estos consejos para minimizar los efectos negativos:
- Usa un jabón suave con pH neutro o syndet. Estos productos limpian la piel sin agredirla y son idóneos para la población en general en estos momentos de pandemia.
- Lavarse las manos con agua tibia, ya que el agua caliente deshidrata la piel.
- Después de la anterior, hay que secarse bien con una toalla suave. Si bien en ciertos entornos es mejor usar papel y desecharlo después de su uso, en casa es mejor optar por la suavidad de una toalla de algodón, ya que el papel es más irritante.
- Hidratar bien las manos después de cada lavado para restablecer la barrera cutánea y evitar que la piel se deshidrate, a causa de los sucesivos lavados y usar una crema emoliente específica de manos.
- La higiene de las manos también se puede llevar a cabo con geles hidroalcohólicos. Sin embargo, es preferible dejar este recurso para cuando no tengamos a mano agua y jabón ya que este compuesto puede resecar la piel y puede irritarla, especialmente para quienes tienen la piel sensible.
Por otro lado, no es recomendable tratar de fabricar gel hidroalcohólico en casa porque los geles de este tipo deben ser formulados por un profesional para que las proporciones sean correctas.
Hay que recordar que la barrera cutánea es la que mejor nos protege de los microorganismos y agentes externos nocivos ya que si la debilitamos con productos demasiados agresivos estaremos perdiendo uno de los escudos más valiosos que tiene nuestro cuerpo, la piel.