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15 dic 2019

Lesión frecuente en los pies: Clavo u ojo de gallo

Ascension
Estética

El clavo u ojo de gallo es una queratosis de forma cónica y circunscrita que a menudo simula dibujos concéntricos y redondeados (como el ojo de un gallo), con un centro duro queratósico semiopaco, es sumamente doloroso y  que aparece en los dedos y en la planta de los pies.

Se produce por roce o por presión crónica, facilitada por alteraciones biomecánicas del pie  tales como el hallux valgus (juanete) o el dedo en martillo en garra o en maza. Los zapatos puntiagudos son una de las principales causas de la aparición del proceso.

En la exploración se observa un engrosamiento muy bien delimitado de la piel con un centro opaco hiperqueratosico compacto. La base se organiza en la superficie y el vértice se dirige al interior a modo de cono inverso. La palpación da sensación de profundidad y el tacto es áspero. Actúa comprimiendo las estructuras próximas, por lo que es muy doloroso en la marcha. Se localiza principalmente en el dorso de los dedos, los espacios interdigitales y en la zona plantar del pie justo en el punto donde existe la máxima presión de las cabezas metatarsales.

 El diagnostico se realiza por la clínica  y se debe diferenciar de otras queratosis puntuales como los clavos sifilíticos, las queratodermias palmoplantares o las verrugas plantares por VPH.

El tratamiento es a base de pomadas con ácido salicílico en concentraciones del veinte al cuarenta por ciento, lo que  facilita su eliminación. Se aplica preferiblemente por la noche  con oclusión y por la mañana se pone en remojo durante unos minutos con agua templada, para raspar a continuación con piedra pómez, limas o otros elementos similares. Se debe modificar el calzado que no debe comprimir y el defecto mecánico de la marcha.